Sur, pandemia y después

La pandemia visibilizó la relevancia que asumen las prácticas de movilidad espacial y los usos de la ciudad sobre la reproducción de la vida cotidiana, dejando en evidencia las grandes desigualdades presentes en las ciudades de la región. Asimismo, retomó debates en torno a la relación entre las ciudades centrales y sus conurbaciones, mostrando la imposibilidad de pensarlas de manera independiente. Desde hace tiempo, los estudios de movilidad espacial han abordado los procesos de (re)producción de desigualdades socio-territoriales en la ciudad capitalista en diálogo con las prácticas espaciales de quienes usan la ciudad, prestando atención a los desplazamientos, recorridos usos y apropiaciones que hacen de la ciudad sus propios habitantes. Los estudios sobre migraciones, movilidad residencial y movilidad cotidiana se ocuparon de analizar los diferentes factores que inciden en la movilidad espacial: ya sea características del hogar, de sus miembros, o bien del territorio (tanto objetivas como subjetivas). Estos estudios proponen un abordaje de las prácticas de movilidad espacial como fenómenos estructurados, pero también estructurantes. Es decir, que estas prácticas son producto de las estructuras existentes, pero a la vez, juegan un papel decisivo en la dinámica urbana y en la (re)producción de desigualdades socio-territoriales. Desde este punto, la movilidad espacial pasa a ser considerada un factor de estratificación y un recurso distribuido desigualmente en la sociedad. Invitamos a reflexionar acerca de las prácticas de movilidad espacial y la (re)producción de desigualdades socio-territoriales, en general, y particularmente en escenarios pre y post pandémicos. Convocamos a estudios que analicen las prácticas de movilidad espacial y uso del espacio desde una perspectiva de género en diálogo con otros patrones de diferenciación como la clase, la edad, etc. Interesan abordajes que reflexionen acerca del acceso a estrucutras de oportunidades urbanas