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Autores:
Lucía Ferrandi(UNTDF-ICSE) - lferrandi@untdf.edu.arMariano Hermida(UNTDF-ICSE) - mhermida@untdf.edu.ar
La pandemia de COVID-19 azotó a todos los países a nivel mundial, y nos hizo replantear y reformular todo aquello asumido hasta el momento. Al tiempo que surgían nuevas reglas y restricciones en pos de la salud, se generaba lo que algunos autores ya han catalogado como una segunda pandemia, tal como es considerada la violencia de género que ha ido en aumento a lo largo del país. En el presente escrito nos interesamos en las políticas que se han tenido que implementar específicamente en la provincia de Tierra del Fuego, AIAS, para contrarrestar las dificultades que el COVID-19 trae consigo. Como lo es el deber mantenerse encerradas con los propios agresores, lo que dificulta aún más la posibilidad de realizar denuncias y/o pedidos de ayuda, debido al control que ejercen los agresores sobre las mujeres víctimas de violencia de género en un contexto de aislamiento obligatorio. Entendemos que ante esta situación han surgido nuevos canales de acompañamiento, como las campañas del barbijo rojo, y también un mejoramiento de las formas existentes. En este sentido nos preguntamos ¿en qué medida estos canales cumplen con su propósito? y ¿qué otras políticas existen para facilitar estas dificultades?
