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Autores:
German RicciHoracio Divito
Este artículo analiza la relación entre el Fondo Monetario Internacional y la Argentina a partir de las Misiones del año 2002 y 2016 desde el estructuralismo constructivista de Pierre Bourdieu. Se sostiene que el Fondo, en tanto instancia supraestatal que a su vez comparte el monopolio de la violencia simbólica con el Estado, otorga legitimidad a la elite local a partir de su presencia rutinaria. De este modo, el Estado nación argentino, que atraviesa crisis económicas recurrentes, construye la base de la confianza del mercado financiero y de la comunidad internacional a partir de su relación con el FMI a partir de la rutina de la dependencia. Y por el otro lado, la elite gobernante encuentra en el organismo máximo exponente del campo financiero, el capital económico y simbólico necesario para legitimarse y/o sostener la gobernabilidad.